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24. Reflexiones sobre Sistemas Regionales de Innovación, M. Barceló, Valencia 6/15

El pasado día 16 de junio, recién llegado de un interesante viaje por Chile y Perú, tuve ocasión de participar en Valencia en el tribunal de la Tesis Doctoral que presentaba Ismael Abel en la Universitat Politècnica de València (UPV). La tesis lleva por título “Sistemas Regionales de Innovación en Chile: recomendaciones y líneas de tendencia a partir de dos casos de estudio”. Los directores de la tesis son el Dr. Francisco Mas Verdú de la UPV y el Dr. José A. Belso Martínez de la Universidad Miguel Hernández de Elche.

Credit Photo: innovacion7x24.com.

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En este artículo quiero compartir algunas reflexiones sobre la lectura de la citada tesis y su debate posterior, sobre el viaje de ida y vuelta a Valencia, y también sobre mi experiencia en Sistemas Regionales de Innovación en general y, en particular, sobre los proyectos vividos en Chile y en Perú.

Valencia y Cataluña

Lo primero que a uno le viene a la cabeza cuando viaja de Barcelona a Valencia ida y vuelta en tren el mismo día, es el nombre de los sucesivos Ministros de Obras Públicas o de Fomento que en España han desconectado el llamado corredor mediterráneo.

Solamente 7 horas de viaje. ¿Es sólo ignorancia o es mala fe o ambas cosas?.

No hace falta ser muy listo ni haber estudiado muchos Másters sobre economía regional para entender que estos dos territorios necesitan estar conectadas entre sí, además de con Europa, para potenciar su desarrollo.

Y que no invertir un euro como han hecho unos cuantos carcamales durante los últimos muchos años es la peor corrupción. Ha perjudicado a todos y no veo que haya podido beneficiar a nadie.

La integración económica de estos dos territorios, ambos dotados con un tejido de pequeña y mediana empresa exportadora en amplios sectores económicos, permitiría una activación de la demanda así como la mejora de la competitividad regional en ambos casos. A su vez, es importante observar cómo los dos sistemas regionales de innovación se complementan claramente dando lugar a la posibilidad de generar intercambios que potencien la competitividad del conjunto y de cada una de las partes.

Es conocida la estrategia de los sucesivos gobiernos de España de volver al sistema radial de Franco, que consiste en conectar todas las provincias españolas con Madrid por autovía y por tren de alta velocidad. Esta estrategia, que ha comportado el aumento del endeudamiento público y que ha contribuido a agravar la crisis económica, nos ha sido vendida por el nacionalismo español como “la gran estrategia” que ha permitido la vertebración de España.

El corredor mediterráneo, vital para las exportaciones españolas a Europa, o la conexión entre Euskadi y Cataluña no han sido prioridades políticas y más bien se han considerado amenazas a una determinada visión unitarista de España. Los resultados económicos y políticos son evidentes. Propongo tipificar este tipo de no-actuaciones como delito en el código penal y con efectos retroactivos. Algunos que aún no han ido a la cárcel por ladrones, irían por incompetentes.

La tesis del Dr. Abel

A partir de los trabajos sobre Sistemas Regionales de Innovación (SRI) realizados por Ismael Abel en las regiones chilenas de Biobio y de Valparaíso, a iniciativa del gobierno de Chile, se presenta un marco conceptual sobre SRI que es aplicado a estas dos regiones. Al final se presentan unas conclusiones y se proponen posibles nuevas líneas de investigación sobre el tema. La tesis empieza con un interesante Marco Conceptual en el que se presentan las diferentes teorías y aportaciones realizadas por distintos autores sobre los SRI.

En la introducción el Dr. Abel afirma: “La implantación en el territorio de centros e instituciones orientados específicamente para el desarrollo de iniciativas innovadoras facilita la colaboración y la cooperación entre empresas y organizaciones. El ámbito regional se convierte en el marco en el que se producen las interacciones entre los diferentes elementos del sistema, se suceden las relaciones, emergen las sinergias y se crea valor añadido que se transforma en competitividad del territorio, convirtiéndose en un valioso capital social”.

El autor destaca aportaciones de autores como Asheim y Isaksen (2002), Wolfe (2003), Tödtling y Kaufmann (2001) y Quevit y Van Doren (2001) entre otros, que consideran que todas las regiones tienen un SRI aunque con características distintas, distinguiendo en este sentido entre regiones fuertemente innovadoras de otras menos innovadoras como las regiones industriales, las llamadas periféricas, las rurales o las regiones en transición. En todas las regiones hay recursos endógenos que interactúan entre sí como sistemas dinámicos que pueden analizarse y potenciarse a partir de políticas públicas que tengan en cuenta las características específicas de cada SRI.

La tesis tiene como objetivos el análisis de los recursos y características de los territorios analizados, con sus organizaciones y sus dinámicas relacionales para determinar su influencia en la generación e intercambio de conocimiento e innovación.

Se trata de analizar los factores determinantes que definen el potencial innovador de las regiones y, por tanto, su potencial competitivo. Para las regiones de Biobio y de Valparaíso, el autor analiza cuatro variables que determinan su potencial innovador:

1. Análisis del entorno económico regional mediante las variables más significativas.

2. Análisis de la demanda de innovación por parte de las Pymes.

3. Identificación de las instituciones públicas y privadas de la región y su orientación hacia la transferencia de conocimiento e innovación.

4. Capacidad de absorción por parte de las empresas e instituciones del conocimiento.

A partir del diagnóstico de cada región, se deben definir y aplicar las políticas regionales de innovación que refuercen el potencial de los SRI que juegan un papel fundamental en la potenciación de las capacidades endógenas, lo que permite el desarrollo de capacidades competitivas a nivel global. Del Sistema Regional a la economía global, este es el recorrido que debe tener cualquier política dirigida a reforzar los respectivos SRI.

Por otra parte, el autor añade que las políticas regionales de innovación deben contemplar varios niveles simultáneamente. El nivel “micro”, formado por personas, empresas y organismos, y el nivel “meso”, formado por el análisis del entorno, los ecosistemas y las regiones. Asimismo, destaca que el concepto de SRI nace de dos cuerpos de teoría distintos, el primero se basa en los Sistemas de Innovación, mientras que el segundo tendría su origen en la tradición de la Ciencia regional.

En cuanto al primero, el concepto de Sistemas de Innovación se ha construido sobre las teorías evolucionistas de cambios económicos y tecnológicos que considera la innovación como un proceso social y evolucionista (Edquist, 2004). La innovación se ve estimulada por muchos actores y factores tanto internos como externos a las empresas (Dosi, 1998). Esta visión social de la innovación se basa tanto en los procesos de aprendizaje interactivos entre varias áreas de una empresa como en las colaboraciones con agentes externos representados por otras empresas, centros de conocimiento y otros agentes. Es lo que hoy llamamos innovación abierta.

En cuanto al segundo, el punto de vista de la ciencia regional se basa en el ambiente socio-institucional donde surge la innovación. Así, desde el punto de vista regional, la innovación se localizaría en procesos integrados localmente, destacando el papel de la proximidad y los beneficios derivados de las ventajas por la localización y la concentración espacial. De ahí la importancia que la ciencia regional asigna a las comunicaciones entre los agentes regionales y al papel de las inversiones en infraestructuras físicas.

Un SRI es pues un sistema complejo y dinámico, formado por multiplicidad de actores que interactúan en un territorio. Las políticas públicas basadas en la colaboración de los distintos agentes, pueden favorecer la dinámica de interacción de agentes aumentando progresivamente la complejidad del SRI.

La potenciación de los Sistemas Regionales de Innovación

Mediante acuerdos entre el sector público y el privado se pueden diseñar planes de acción que, partiendo de un diagnóstico realista de la región, permitan identificar los puntos fuertes y débiles, las oportunidades y amenazas, a partir de las cuales se puedan definir los retos de la región para su desarrollo económico. Con los retos definidos, se puede pasar a identificar los objetivos estratégicos y operativos, el conjunto de acciones y el cuadro de indicadores correspondiente. Se trata pues de un plan estratégico, como el que indicábamos en el articulo 2 “Algunas reflexiones sobre estrategia” dedicado al libro Good Strategy, Bad Strategy the Richard Rummelt.

Este proceso que parece tan razonable y fácil de llevar a cabo, topa en muchos países con importantes resistencias o dificultades que son producto de errores en los planteamientos o en las formas e instrumentos de ejecución de estas políticas territoriales.

Entre estos posibles errores o defectos creo importante destacar:

1. El síndrome del “me-too” o del “silicon something”: muchas regiones y ciudades de todo el mundo han querido ser el “nuevo Silicon Valley” o la “nueva Boston” de su país, sin ser conscientes de si sus activos reales y el potencial de sus agentes lo permitían. Por ejemplo, en Europa se han intentado promover más de 100 “Bio regiones” la gran mayoría de las cuales han fracasado después de gastar ingentes cantidades de dinero público, sea de la región, del estado o de la UE. También se estima que unas 150.000 Comunidades regionales o locales (Bearing, 2013) habrían promovido unos  3 clústers en promedio con un total de  450.000 proyectos o iniciativas de clústers  de los que sólo un 10 % sobrevive  en el mercado internacional.  La mayoría de estas iniciativas fracasan con lo que parece recomendable no lanzarse a este tipo de proyectos sin que existan las condiciones para ello. La nueva metodología RIS3 de la UE puede ayudar a evitar estos errores.

2. La cultura de la piedra: buena parte de los recursos Feder de la UE invertidos durante los últimos decenios en Europa se han destinado a edificios o a infraestructuras públicas diversas. Del conjunto de las Políticas de Cohesión (FEDER, Fondo de Cohesión y Fondo Social), España ha recibido en el periodo 1986-2013, más de 150.000 millones de euros, y en el último periodo 2007-2013, España ha sido el segundo receptor después de Polonia, con 37.217 millones de euros, sobre un presupuesto de la UE total de 347.000 millones de euros. Teniendo en cuenta que los fondos de cohesión suelen financiar como promedio un 50% de la inversión total, ello significa que durante los últimos treinta años, en España se habría destinado a política regional una inversión total de unos 300.000 millones de euros. La mayor parte de esta inversión se ha dedicado a la construcción de edificios y de infraestructuras como el AVE, autovías, etc, pero no a reforzar los SRI como los entendemos hoy en día y se han presentado más arriba. Tampoco se han articulado ejes estratégicos como el del Mediterráneo ni se ha reforzado la economía del conocimiento. Se ha perdido pues una gran oportunidad histórica.

3. Las fábricas de humo: Es el caso del “Fluff” de Rummelt del citado artículo. Este autor dice que algunas personas utilizan “Sunday words” o palabras “hinchadas” e innecesariamente complicadas que un auditorio normal no entiende pero que llevan al auditoria a pensar “este tío sabe mucho”.  A menudo utilizan palabras como “Smart” (hoy todo debe ser smart, des de una ciudad hasta un teléfono o una caja) o “growth” o “ecosystem”, palabras que, de tanto usarse, acaban perdiendo su significado. Se utilizan conceptos esotéricos para ofrecer la ilusión de un pensamiento de alto nivel cuando en realidad se trata de un pensamiento que no tiene ningún sentido ni ningún efecto práctico sobre el territorio. Para evitar estos errores, se deberían realizar preceptivos y sólidos análisis coste-beneficio, establecer cuadros de indicadores de resultados y  evaluar regularmente dichos resultados.

4. Problemas de gobernanza: Cuando en Europa se afirma que la nueva estrategia regional de especialización inteligente RIS3, pasa por la participación activa de los miembros de la cuádruple hélice, ello significa que no sólo deben participar todos en la formulación de su estrategia, sino que estas políticas se deben ejecutar mediante modelos de gobernanza que permitan esta participación diversa pública y privada. Y ahí tenemos varios problemas. El primer problema es que las agencias públicas regionales no están habituadas a estas formas participativas; se deben reformar estas agencias con toda urgencia, como ya hemos afirmado en diversos artículos (ver artículos 3 y 5 Algunas reflexiones sobre promoción económica. Partes 1 y 2). El segundo problema puede ser más difícil porque se trata de un elemento cultural: no existe la cultura de la cooperación público-privada. Por desgracia, la desconfianza mutua basada en años de desencuentro no permiten pensar que este problema se resuelva en poco tiempo.

5. Los límites de la política o de la burocracia: en general, ni la clase política de los países latinos es escogida con criterios de meritocracia ni las administraciones públicas son ejemplo de eficacia y de honradez. El prestigio social de unos y otros no se sitúa a niveles muy elevados, como sería el caso de los países escandinavos o de otros países del centro y del norte de Europa. Esta situación de hecho es un freno evidente a la posibilidad de diseñar y de aplicar políticas regionales como las que estamos comentando a favor de los respectivos SRI.

6. Falta de enfoques sistémicos: lo hemos explicado en los artículos 6 y 9 sobre Ecosistemas Innovadores. En la sociedad líquida actual, los problemas están asociados a sistemas cada vez más complejos y ya no nos sirven las soluciones simples, o simplistas, propias de la cultura industrial. Para hacer frente al reto de promover el emprendimiento en un territorio debemos entender y ser capaces de operar en un complejo ecosistema emprendedor formado de muchos elementos que interactúan y cambian a gran velocidad. Necesitamos otras herramientas metodológicas y otros nuevos modelos conceptuales para entender y aplicar políticas de refuerzo de los SRI.

 7. Individualismo empresarial: El historiador Carles Pi i Sunyer refiriéndose a la revolución industrial en Cataluña, destacaba dos déficits importantes de la economía catalana del siglo XIX. Uno era la incapacidad de alcanzar un nivel técnico autóctono y el otro la incapacidad de separar “el individualismo feroz de los hombres de empresa”. No sé si esto nos recuerda alguna cosa. También el político de la Lliga Francesc Cambó dijo que el individualismo catalán era uno de los principales defectos para el desarrollo de nuestra industria. Carles Pi i Sunyer señalaba la influencia de determinados vicios psicológicos catalanes ante la iniciativa empresarial: envidia, recelo, desconfianza …, que lleva a un carácter económico receloso, atomizado, inestable, rudimentario y desarticulado. De ahí la dificultad de trabajar empresarialmente con mentalidad de sociedad anónima. Todavía hoy este individualismo es uno de los defectos para poder potenciar el SRI de Cataluña, y supongo también de otras regiones como Valencia. 

Conclusión final: ante el panorama anterior, uno tiene varias opciones: emigrar, jubilarse y abandonar la batalla por imposible o, a pesar de todo ello, luchar para cambiar las cosas y trabajar para mejorar las condiciones de nuestro SRI y por lo tanto las condiciones de vida de nuestros conciudadanos. Yo ya he elegido, ¿nos animamos? Yes we can!!!

Artículo de Miquel Barceló

Miquel Barceló24. Reflexiones sobre Sistemas Regionales de Innovación, M. Barceló, Valencia 6/15

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