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27. Conocimiento al cuadrado (Peter Drucker 2). Miquel Barceló, 12 julio 2015

En el artículo 11 dedicado a Peter Drucker y la revolución del conocimiento, veíamos una perspectiva histórica desde la primera revolución industrial hasta la actual revolución del conocimiento, pasando por la segunda revolución industrial del siglo XX que es cuando se produce la explosión de la productividad debida a Taylor y sus descendientes.

Credit Photo: pegasuswaste.co.uk

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En el citado artículo decíamos que el conocimiento siempre ha sido importante, y nos preguntábamos: ¿por qué ahora el saber tiene más valor?.

Para explicarlo recurriremos de nuevo a Peter Drucker y, en particular, a las reflexiones recogidas en su libro The essential Drucker.

Este autor estimaba en 2003 que para el año 2010, en los países más avanzados, solamente el 10% de los trabajadores se dedicaría directamente a fabricar o a transportar objetos materiales.

En estas condiciones, parece claro que la productividad de las economías dependerá de los trabajadores no manuales y de su capacidad para organizar la producción y la circulación de la información de la forma más eficiente; siguiendo la terminología usada por Peter Drucker, dependerá de la “aplicación del saber al saber”.

Los espectaculares crecimientos de productividad de la economía industrial durante el siglo XX (en buena parte debidos a Taylor y a sus seguidores), han permitido que para el funcionamiento regular del sistema productivo mundial sea suficiente una mínima parte de la población dedicada a la producción de objetos, de manera similar a lo que había pasado en la agricultura. Ello se ha hecho añadiendo conocimiento al trabajo poco cualificado.

¿Qué hacen los demás trabajadores? Aportar este conocimiento y ofrecer servicios al conjunto de la población.

¿Cómo será posible seguir aumentando la productividad en esta nueva sociedad del conocimiento? Y la respuesta no es otra que innovando o, lo que es lo mismo, agregando nueva sabiduría a esta parte dominante de la población que trabaja con la información y el conocimiento. O, como dice Drucker, aportando saber al saber. Podemos afirmar que hemos pasado de añadir conocimiento a las fábricas, a añadir conocimiento al conocimiento: conocimiento al cuadrado.

La información y el conocimiento adquieren un valor estratégico, tanto para las personas como para las organizaciones y para el conjunto de la sociedad. Así, las personas, las ciudades y los países compiten mediante esta capacidad de generar procesos de conocimiento al cuadrado.

Sin embargo, en 2003, Peter Drucker ponía de manifiesto que la productividad de los trabajadores del conocimiento no estaba creciendo e incluso, en algunas áreas, estaba decreciendo. La primera explicación que Drucker propuso para esta aparente paradoja fue que para conseguir aumentos de productividad en el trabajo cualificado se debía proceder a la “redefinición de la tarea”. Las conclusión es clara: hay que redefinir los procesos para que sean más eficientes y para que el trabajo cualificado tenga un alto rendimiento.

En este sentido Drucker propuso que para cada tarea basada en el conocimiento nos preguntásemos: “¿qué valor se supone que agrega esta tarea?”, y que lo hiciésemos para centrarnos en las tareas que agregasen más valor al proceso. Además, “…para aumentar la productividad en las tareas que requieren conocimientos, es necesario pensar a qué categorías de rendimiento pertenece determinado trabajo”.

Para cada tipo de trabajo el rendimiento significa cantidad y calidad en dosis diversas,  de modo que en todo momento debemos conocer, para cada tarea, cuál es el factor implicado (calidad o calidad) para así poder responder en el modo que permita aumentar el rendimiento.

Por ejemplo: en el trabajo en un laboratorio de investigación el rendimiento está relacionado con la calidad. En este caso, para aumentar el rendimiento del personal investigador, será bueno liberarle de tareas administrativas mediante el apoyo técnico correspondiente. En cambio en el caso de un vendedor especializado en una gran tienda, donde la calidad y la cantidad son relevantes, para incrementar la productividad se deberán tener en cuenta ambos factores.

La conclusión de Drucker es que en las tareas que requieren conocimiento es necesaria una “revolución productiva” como la que representó Taylor en la segunda revolución industrial. Y añade que en este escenario, el aprendizaje continuo es condición sine qua non para conseguir rentabilidades crecientes. Y Drucker termina esta reflexión con una idea importante: hay que tener en cuenta que la gente con conocimientos aprende más cuando enseña. Creo que todos lo que nos dedicamos, de una forma u otra, a la enseñanza hemos experimentado este fenómeno, a menudo entendemos mejor un aspecto de un tema complejo cuando intentamos razonarlo en clase.

Me pregunto si esta revolución productiva que reclamaba Drucker ya se está produciendo o si seguimos esperando al nuevo Taylor del siglo XXI propensos, como humanos que somos, a quedarnos en la zona de confort de lo conocido. Pero debemos tener en cuenta que la nueva revolución tiene características distintas a las dos primeras. La revolución del conocimiento ya está aquí pero nos resulta difícil entender la nueva cultura y los nuevos valores que representa. Es un cambio histórico radical que seguramente tardaremos un tiempo en asimilar. 

Algunas conclusiones operativas 

Primera, si el conocimiento es el factor clave para la competitividad y el bienestar material de los países, sus políticas educativas serán la clave de su futuro. Necesitamos nuevos modelos educativos basados en el aprendizaje continuo.

Segunda, si las personas con talento son las que permiten el desarrollo económico y social de los países, generar, atraer y fijar talento será la tarea fundamental de las políticas públicas.

Tercero, para atraer y fijar talento necesitamos ecosistemas innovadores donde este talento desarrolle su creatividad, como ya explicamos en los artículos números 6 y 9.

Finalmente, si la economía se desarrolla a escala global, la conexión con el talento existente a nivel global requerirá de mecanismos de comunicación y de estructuras organizativas en red que seguramente romperán la lógica organizativa de las actuales instituciones públicas y privadas.

Artículo de Miquel Barceló

Miquel Barceló27. Conocimiento al cuadrado (Peter Drucker 2). Miquel Barceló, 12 julio 2015

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