En el pasado articulo del mes de junio 2015 (24. Reflexiones con ocasión de una tesis doctoral sobre Sistemas Regionales de Innovación, SRI), dedicado a la tesis sobre SRI presentada por el Dr. Ismael Abel en la Universitat Politècnica de Valencia, afirmábamos que en todas las regiones hay recursos endógenos que interactúan entre sí como sistemas dinámicos que pueden analizarse y potenciarse a partir de políticas públicas que tengan en cuenta las características específicas de cada SRI. Un Sistema Regional de Innovación es un sistema complejo y dinámico, formado por multiplicidad de actores que interactúan en un territorio.
Afirmábamos que las políticas públicas basadas en la colaboración de los distintos agentes pueden favorecer la dinámica de interacción de los mismos aumentando progresivamente la complejidad del SRI. Destacábamos finalmente que en muchos países se producían importantes resistencias o dificultades, producto de errores en los planteamientos o en las formas e instrumentos de ejecución de estas políticas territoriales. Entre estos errores destacábamos el síndrome del “me-too” o del “silicon something”, la “cultura de la piedra”, “las fábricas de humo”, los problemas de gobernanza, los límites de la política o de la burocracia, la falta de enfoques sistémicos o el individualismo empresarial.
A pesar de ello, la conclusión final, quizás un poco voluntarista, era que había que luchar para cambiar las cosas y trabajar para mejorar las condiciones de nuestros SRI y, como consecuencia, las condiciones de vida de los ciudadanos.
Ahora dedicaremos el presente artículo a comparar aspectos de distintos SRI de algunas zonas del mundo. No para copiar, no es posible ni conveniente (sería caer en el error del “me-too”), sino para aprender y saber adaptar algunas de las lecciones aprendidas a la propia realidad.
Europa: Se estima que más de 100 regiones europeas han apostado durante los últimos años por ser bioregiones de referencia internacional. Se han dedicado miles de euros de las arcas públicas a esta apuesta que se ha revelado imposible y que, como tal, sólo ha dado resultados positivos en una pequeña minoría de las regiones implicadas.
Estas iniciativas fracasadas reúnen tres condiciones que nos deben mover a la reflexión.
La primera es que la decisión de inversión a menudo se ha tomado sin ningún método más o menos riguroso de planificación y sin ninguna evaluación coste-beneficio. No es solamente que el análisis no haya sido riguroso, es que en la mayoría de casos no ha existido. La secuencia de la “presunta decisión” sería tal que así:
Un ministro o ministra regional anuncia pomposamente la brillante idea, la sociedad civil correspondiente no manifiesta ninguna oposición ni comentario crítico alguno y acto seguido aparece en portada de la prensa de referencia de la región, una entrevista al tal ministro o ministra con un titular como el siguiente: “Nuestra región será líder mundial en nanotecnología” al que solamente haría falta añadir “porque lo digo yo”. Y, lastimosamente, todos, políticos y ciudadanos, lo celebran ajenos al coste de todo tipo que esta mala decisión les reportará.
La segunda es que nadie se ha planteado establecer las más mínimas condiciones de gobernanza que aseguren la participación de los agentes y la capacidad de gestión efectiva y eficiente del programa correspondiente. La tercera es que no ha habido ninguna herramienta de seguimiento y evaluación (monitoring) de recursos, acciones, resultados e impacto en el territorio. Nadie hace ningún seguimiento, nadie es responsable y no se sabe qué ha pasado. Si te he visto no me acuerdo y a ti te encontré en la calle.
La nueva estrategia RIS3 (ver artículo número 7) de la Unión Europea tiene por objeto principal intentar evitar estas situaciones obligando a las regiones europeas a formular su estrategia de especialización inteligente, siguiendo criterios y metodologías concretas y presentando estas estrategias a la UE para su aprobación. En caso contrario, las regiones implicadas no podrán acceder a los distintos fondos de la política de cohesión como los fondos regionales Feder o el Fondo Social Europeo. Esperemos que este proceso, iniciado en el periodo presupuestario 2014-20, represente un cambio significativo para las regiones europeas y que dé como resultado una mejora progresiva de los respectivos SRI.
EUA: veamos los casos de Seattle y del MIT en el área de Boston. En realidad no puede hablarse de un SRI de los EUA puesto que existen situaciones y realidades tan diversas como existen en Europa. Por otra parte, en EUA, la política regional corresponde a los estados y a las ciudades y no al gobierno federal que incentiva la I+D, la innovación y la industria a partir de programas nacionales que trascienden la lógica de los estados. Por ello nos limitaremos a presentar dos flashes correspondientes a dos ciudades o regiones metropolitanas, una situada en el este, Boston y otra en el oeste, Seattle.
El caso de Boston, y más concretamente del entorno territorial y funcional del MIT ya lo presentamos en el artículo 6 dedicado a los ecosistemas innovadores. Decíamos:
“El análisis del ecosistema innovador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston resulta muy interesante para nuestro país, tanto por su creciente complejidad como por sus resultados económicos. En el análisis se observa la presencia de factores destacados como la multiplicidad de actores, su interacción y el hecho de que para cada etapa de la cadena de valor del conocimiento (desde la investigación básica y aplicada hasta una empresa establecida, pasando por la valoración comercial, la creación de “spin-offs” y su crecimiento) existen las funciones y servicios apropiados que apoyan y facilitan el proceso en su conjunto”.
“Un estudio publicado por la prestigiosa Fundación Kauffman en febrero de 2009, indica que gracias a este ecosistema innovador se habrían creado 25.800 empresas actualmente activas fundadas por ex alumnos del MIT, con una ocupación de alrededor de 3,3 millones de trabajadores y unas ventas anuales de 2 billones de dólares, cifra superior al PIB español, produciendo el equivalente a la undécima potencia económica del mundo “.
Y añadíamos:
“Parece claro que con el objetivo de poder definir posibles acciones que nos permitan avanzar en la configuración de auténticos ecosistemas innovadores, un análisis comparado de estos ricos ecosistemas puede ser de interés para nuestro país. En este sentido, es importante insistir en la importancia de la multiplicidad de actores involucrados en el ecosistema, actores que también existen (universidades, centros de investigación, centros tecnológicos, parques científicos, parques empresariales, instituciones públicas con vocación pro-activa) en nuestro país. Pero más allá de la presencia de estos actores (y de algunas limitaciones en su diseño y operativa), el aspecto más relevante para que podamos hablar de un verdadero ecosistema innovador se encuentra en definir sus funciones en relación con el conjunto y en conseguir una adecuada interacción entre ellos”
En el caso de Seattle veamos dos imágenes que reflejan el cambio producido en pocos años:
En los años 70 la ciudad de Seattle situada en el noroeste de los EUA era una ciudad en declive, que un anuncio ilustraba de manera grafica indicando que el último en salir apagara la luz. Algo parecido a lo que hoy ocurre en Detroit o en otras ciudades del mundo que no han sabido pasar de ciudad industrial a ciudad del conocimiento y de la innovación.
Actualmente Seattle es una de las ciudades con una economía más dinámica del mundo: como dice la imagen siguiente, ciudades como Seattle tienen éxito mediante una gestión inteligente atrayendo talento, instituciones y personas que se educan y emplean entre ellos y construyendo ecosistemas innovadores sostenibles. En definitiva potenciando sus respectivos SRI o ecosistemas urbanos innovadores.
Chile y Perú: grandes oportunidades. Se trata de dos países con un gran potencial de crecimiento basado en sus actuales políticas públicas para potenciar las actividades de más valor añadido, partiendo de sus respectivos activos tangibles e intangibles. En ambos países los recursos naturales han jugado un papel fundamental en su desarrollo reciente. La minería, la agricultura, la pesca y otros recursos naturales han sido el núcleo central de sus actividades económicas y de sus exportaciones.
Pero ambos países se han dado cuenta de que, sin abandonar sus sectores tradicionales, debían añadir valor a estas actividades y generar nuevos sectores de actividad de más valor añadido.
En Chile mediante el impulso de CORFO (agencia pública de promoción de la economía y la innovación) a nuevos sectores económicos, a partir de las estrategias regionales de innovación desarrolladas durante los últimos años. En Perú mediante la aplicación de las medidas contenidas en el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) aprobado por el gobierno e impulsado por el Ministerio de la Producción.
En Chile, CORFO es la agencia del gobierno que tiene por misión: mejorar la competitividad y la diversificación productiva del país, a través del fomento a la inversión, la innovación y el emprendimiento, fortaleciendo, además, el capital humano y las capacidades tecnológicas para alcanzar el desarrollo sostenible y territorialmente equilibrado. CORFO desarrolla sus actividades a través de distintos programas, muchos de ellos dirigidos al fortalecimiento de los SRI.
En Perú, el PNDP parte de la idea de que la economía peruana necesita identificar e impulsar nuevas actividades productivas que sean motores adicionales del crecimiento y promuevan una mayor diversificación económica, que permitan reducir su vulnerabilidad externa, mejorar su rendimiento y maximizar sus posibilidades de sostener altas tasas de crecimiento económico en el largo plazo. Se estructura en tres ejes estratégicos: a) promoción de la diversificación productiva; b) adecuación de regulaciones y simplificación administrativa, y c) expansión de la productividad.
En relación con el fortalecimiento de los SRI de Perú, destacaría dos programas específicos que actualmente están en pleno desarrollo:
a) El Programa de promoción de una red nacional de Centros de Innovación Tecnológica (CITES), a fin de proveer servicios de asesoría especializada para la adopción de nuevas tecnologías y el cumplimiento de estándares y mejora de la productividad de las Mipymes.
b) El Programa de promoción de la implementación de parques industriales para facilitar el acceso ordenado de los productores a una zonificación industrial con bajos costos de bienes raíces, así como a servicios públicos de mejor calidad y menor precio (banda ancha, electricidad). En este sentido se ha presentado el nuevo modelo de Sistema Nacional de Parques Industriales y Ecosistemas Productivos de Perú, en el que tengo la oportunidad de participar, que se encuentra en plena fase de desarrollo en distintas regiones del país. (Ver: http://www.produce.gob.pe/images/stories/Repositorio/presentaciones-ghezzi/PAE-PERU.pdf).
Algunas conclusiones: hoy día, en todo el mundo, países y regiones están intentado potenciar sus respectivos SRI, con formas y contenidos diversos pero con algunas características comunes, entre las que podríamos destacar:
a) Partenariado y complicidades público-privadas. La cuádruple hélice, formal en el caso de Europa, informal pero efectiva en otros casos, permite hacer frente al reto de la competitividad global de los sistemas productivos regionales.
b) Potenciar estrategias de especialización inteligente (“smart specialization”) en el sentido del RIS3 de la UE, lo cual significa destinar los recursos públicos y privados a aquellas actividades que reúnen las condiciones de partida para hacer el salto a la competitividad internacional mediante la activación de su potencial innovador. Es el caso de la pesca en Perú o de las industrias culturales en Valparaíso.
c) Para potenciar los sectores estratégicos es necesario crear plataformas de atracción y fijación del talento internacional.
d) Un elemento esencial es la potenciación del sistema educativo a todos los niveles, para generar talento que pueda desarrollar sus capacidades en el propio país sin que éste tenga que verse obligado a emigrar a otras regiones. Competencia entre países y regiones.
e) Capacidad de diseñar proyectos concretos realistas y efectivos, fomento de la cultura del proyecto.
Artículo de Miquel Barceló
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