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44. Políticas de promoción económica 2: la teoría de las tres T. Miquel Barceló, 8 de noviembre 2015

La cuádruple hélice que hemos visto en el artículo anterior se centraba en el papel de los agentes públicos y privados y en sus interrelaciones. Pero la base de todo ello es el papel que juegan las personas con talento, sin talento no hay economía basada en el conocimiento y estas personas deciden vivir y trabajar donde piensan que se dan las mejores condiciones. Promover estas condiciones será una de las funciones esenciales de las nuevas políticas públicas.

Credit Photo: essenciayespacio.blogspot.com_.es_.jpg

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La teoría de la clase creativa se debe al profesor Richard Florida de la Universidad de Carnegie Mellon y es conocida como la teoría de las 3 T. En su teoría, el profesor Florida destaca el papel de las áreas urbanas creativas como espacios donde se verifica su teoría de las tres T: tecnología, talento y tolerancia. Es en estos espacios donde la economía creativa tendría su mayor desarrollo.

En el libro “The rise of the creative class” (el desarrollo de la clase creativa) Florida afirma que la base del crecimiento económico en los últimos años ha sido la tecnología, el talento y la tolerancia (las 3 T). La tecnología como conocimiento y como capital tecnológico, el talento de las personas capacitadas y la tolerancia o calidad de vida de los ambientes urbanos.

En este sentido, serían las clases creativas las que podrían generar un mayor crecimiento económico, en aquellos entornos urbanos donde estas personas quieren vivir y trabajar. Florida utiliza la palabra tolerancia como sinónimo de aceptación social de formas de vida no estándar (en cuanto a opciones familiares, sexuales, etc) y de proliferación de actividades culturales y de entretenimiento.

Según Florida, la presencia de la clase creativa alimenta positivamente el desarrollo de un entorno urbano personal y profesional abierto, dinámico y creativo. A su vez, este entorno atrae más personas creativas lo cual promueve el desarrollo económico y la atracción de recursos de capital y de nuevas actividades económicas.

En su obra, Florida pone en cuestión las conocidas estrategias económicas urbanas basadas en las inversiones en infraestructuras como estadios deportivos, edificios singulares o grandes centros comerciales, y las contrapone con la necesidad de desarrollar también medidas para la atracción y la retención de talento, como medio para asegurar el desarrollo económico a largo plazo.

La teoría de las 3T de Florida ha recibido muchas críticas de diferentes sectores profesionales e ideológicos en EEUU. Por un lado, los sectores más situados en el entorno ideológico del partido republicano lo atacan porque, según ellos, esta teoría supone un pretexto para seguir aumentando el gasto público, con la excusa de crear las condiciones urbanas que atraigan a las clases creativas. La izquierda americana en cambio, lo critica porque Florida podría defender a una élite cultural y económica, en contra de la tradicional clase trabajadora.

En julio de 2004 Florida publicó un artículo (“The Next American City, The Great Creative Class Debate: Revenge of the Squelchers”, donde intentó rebatir las razones aportadas por sus críticos. Por eso en este artículo presenta las evidencias empíricas que él y su equipo ha ido acumulando y que demostrarían: 1) el papel de la clase creativa en el crecimiento económico y la vitalidad urbana, y 2) que estas clases seleccionan su localización en función de la tolerancia y atractivo cultural de las ciudades y no tanto por la oferta laboral existente. Los principales puntos de defensa de Florida se podrían resumir así:

Sus datos demostrarían que las ciudades más “creativas” según su teoría, han crecido más en las últimas décadas, generando empleo de más calidad y con salarios más altos.

Por otra parte, según Florida no hay una oposición entre condiciones favorables para las clases creativas y para las familias tradicionales, dado que los trabajadores creativos se ven atraídos por la diversidad (resultado de la tolerancia) y estas condiciones urbanas son también atractivas para las familias tradicionales, ya que muchos de sus miembros son también trabajadores creativos.

Florida dedica un esfuerzo especial a explicar su propuesta del papel de los gestores urbanos, para defenderse de las críticas que proponen que sus teorías promueven un exceso de intervencionismo y gasto público. Florida plantea que los gestores deben limitarse a crear las condiciones propicias para el asentamiento de las clases creativas (que a su vez generará crecimiento económico), pero no deben tratar de planificar “desde arriba” el proceso.

Este planteamiento comprensible en el entorno americano, se suele plantear en Europa con una perspectiva de partenariado público-privado que, desde mi punto de vista, puede superar una dicotomía excesivamente rígida entre ambos ámbitos. En este sentido, los gestores urbanos pueden actuar desde instrumentos propios del espacio de consenso antes referido, promovidos por iniciativa pública o conjunta. Lo que es importante, en cualquier caso, es dotar a estos instrumentos de gestión de la capacidad de actuación autónoma y de criterios profesionales que escapen al control político del gobierno.

Finalmente, el artículo propone una serie de preguntas abiertas y problemas de futuro con que se están encontrando las ciudades “creativas”. En concreto, este tipo de ciudades pueden generar más desigualdades en la distribución de los ingresos económicos y pueden provocar incrementos de precio en la propiedad inmobiliaria. Como consecuencia de ambos procesos, una parte de la población se vería expulsada de la ciudad (especialmente aquellas personas con bajos ingresos y las familias con hijos). Estos problemas apuntarían a la posible insostenibilidad del modelo de crecimiento de estas ciudades.

Situación aquí y ahora

La teoría de la clase creativa tuvo la virtud de abrir un debate importante sobre el papel de las ciudades y de la planificación urbana en la economía. Debate que probablemente no ha llegado con fuerza aquí, donde ni la estrategia económica de las ciudades ni la planificación urbana al servicio del desarrollo económico ocupan una posición destacada en el debate político.

La situación en nuestro país se caracteriza por una parte por políticas de promoción económica clásica, con los problemas que se han explicado en artículos anteriores, especialmente en los números 3 y 5; y por el otro, por unas políticas urbanísticas de tipo clásico, con un concepto de ciudad difusa y no sostenible propias de los modelos de ciudad del siglo XX y alejadas del concepto de ciudad sostenible y del conocimiento capaz de atraer talento internacional según el modelo de Florida.

Igualmente, la tradicional separación orgánica y profesional de estos dos ámbitos – la política de promoción económica y la política urbanística- dificulta el planteamiento de políticas integradas de promoción de la economía basada en el conocimiento en un entorno urbano.

Una reflexión a retener por el caso español y catalán sería la excesiva orientación de las inversiones públicas en infraestructuras “tradicionales”, como apunta Florida, y una escasa dedicación al desarrollo urbano de las tres T. Sobre todo, si consideramos las dos primeras T, la tecnología y el talento, tanto propio como atraído desde fuera.

Como podemos observar en el cuadro siguiente, publicado en la revista Wired, España no figura en las rutas del flujo de talento a nivel global.

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Artículo de Miquel Barceló

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