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50. Creatividad 3. Miquel Barceló, 20 diciembre 2015

Terminaremos este año 2015 con el artículo número 50 dedicado a la creatividad, fuente de toda innovación. Como afirma Jorge Wagensberg en su libro autobiográfico “Algunos años después” (Ed. Now Books, 2015), “la creatividad de un ser humano es su principal fuente de autoestima y de equilibrio mental”. Como Sennet, Wagensberg se refiere al artesano creativo y habla del proyecto como “…pilar central de la creatividad humana y marca la línea roja que separa los individuos y los colectivos que funcionan de los que no funcionan”.

Credit Photo: essenciayespacio.blogspot.com.es.jpg

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Totalmente de acuerdo, la creatividad se desarrolla a nivel personal pero tiene su resultado colectivo a través del proyecto. El proyecto como síntesis y resultado práctico del trabajo creativo. Una organización, un país, solo funcionan si sus componentes pueden expresar su creatividad a través de proyectos. Para terminar esta breve referencia a Jorge Wagensberg, destacaré dos aforismos relacionados con la creatividad y que formula dicho autor en la citada obra:

“Hay dos tipos fundamentales de personas: las que van a favor de los proyectos y las que van a favor de sí mismas”. Los proyectos como instrumento de la acción colectiva de equipos que trabajan para un objetivo común.

“Los proyectos tienden a comenzar bien impulsados por las personas que van a favor de los proyectos, y suelen acabar mal a medida que caen en manos de personas que van a favor de sí mismas”. Se trata de la crisis de los proyectos que destacábamos en el libro Gestión de proyectos complejos, editorial Pirámide.

Este año hemos dedicado varios artículos a la creatividad:

En el número 32, dedicado a la creatividad y la innovación, citábamos a autores como Snow, Steiner o Zweig que han tratado la creatividad desde distintas perspectivas. Partiendo de estas referencias, hablábamos de la relación entre creatividad e innovación y acabábamos formulando la necesidad de gestionar la creatividad para la innovación.

En el número 33 sobre creatividad dedicado a Lehrer, llegábamos a algunas conclusiones para favorecer la creatividad y la innovación en las empresas. El número 41 se refería a la creatividad y la actividad del cerebro y se ilustraba con una anécdota sobre Milton Glaser y su “I love NY”.

En el presente artículo nos inspiraremos en Jorge Wagensberg en su doble vertiente:

  1. Individual: la creatividad como fuente de autoestima y de equilibrio mental.
  2. Colectiva: la creatividad expresada a través de proyectos resultado de la acción colectiva.

La creatividad individual

No es posible la creatividad sin la emoción y sin el compromiso. Cuando escuchamos a alguien que toca un instrumento musical, sabemos distinguir claramente entre el instrumentista que se limita a reproducir mecánicamente las notas del pentagrama del que intenta expresar un sentimiento a través de su interpretación.

Conocida es la anécdota – o el chiste- de aquel director de un auditorio de música que después de un concierto de un famoso músico le invita a su casa para que pueda conocer a su hija, según él, futura gran intérprete de violín. Después de cenar, la hija se pone a tocar el violín y cuando acaba el padre le pregunta al artista: “¿qué le parece la ejecución?, y el artista contesta: “tanto como la ejecución quizás no, pero un par de hostias no estaría mal”.

La creatividad en el mundo profesional se manifiesta a través de un proyecto en el que volcamos nuestro entusiasmo y contagiamos de este entusiasmo al conjunto de las personas implicadas, lo que en inglés de llama los “stakeholders”. Resultado de este entusiasmo compartido es la emoción con la que intentamos compartir el proyecto con los demás. El acto creativo requiere de este compromiso, entusiasmo y emoción.

El proceso industrial propio de la segunda revolución industrial pasaba por la estandarización, sinónimo de repetición y de falta de creatividad. Henry Ford I no quería a gente que pensara y el cerebro que llevaban los obreros le molestaba, solo necesitaba que trabajaran con sus dos manos. Con la revolución del conocimiento este poso de cultura industrial y sus consiguientes condicionantes organizativos, podría representar un freno a la creatividad que necesita romper con el comportamiento estándar y repetitivo. El error puede ser fuente de culpa y de castigo o en cambio puede ser la oportunidad para mejorar, para innovar, para crear.

Para ser creativos hay que soltarse, como los músicos de jazz cuando improvisan, parten de unas pautas y de una larga experiencia con el pentagrama pero llegados a un momento alcanzan el punto sublime de la creación que provoca la emoción de los que asistimos a su interpretación. En el mundo profesional también necesitamos soltarnos y explorar nuevos mundos para crear, para innovar. Se trata de soñar despiertos para poder explotar nuestro gran depósito de creatividad.

La creatividad individual en un proyecto, se alimenta del propio conocimiento pero se desarrolla a partir de los incentivos que ofrece el equipo para el desarrollo de cada una de las personalidades que conforman el proyecto. La creatividad individual como fuente de autoestima y de desarrollo personal. El equipo como marco o entorno que favorecen este desarrollo.

Creatividad y proyecto

En el mundo profesional no existe creatividad sin proyecto, que es el vehículo o la plataforma a través de la cual expresamos nuestra creatividad. Y todo proyecto es necesariamente colectivo, solo es capaz de llevarlo a cabo un equipo formado por distintas personas que son capaces de aportar su propia creatividad.

La primera condición que deben reunir los proyectos como vehículos de creatividad es la cohesión del equipo. Como afirma Wagensberg, con personas que solo “van a favor de sí mismas” olvidando el proyecto colectivo los proyectos fracasan y, añado, las personas que participarían a favor del proyecto no pueden desarrollar toda su creatividad. Un proyecto creativo necesita pues de cohesión entre sus participantes y, como condición añadida, de un liderazgo de personas que vayan a favor del proyecto.

Cohesión y liderazgo se alimentan mutuamente en sentido positivo o negativo. Con un buen liderazgo a favor del proyecto se favorece la cohesión y, por tanto, la creatividad de los miembros del equipo. Con un líder que va “a favor de sí mismo” o que desconoce el proyecto, que a menudo suelen ir parejos, cada miembro del equipo tenderá a favorecer sus propios intereses, perdiendo de vista el objetivo del proyecto y anulando la creatividad.

Otra condición importante para un proyecto que pretenda ser creativo, es su carácter abierto a la creatividad que viene de fuera del equipo. Los equipos cerrados en sí mismos tienden a reproducir esquemas anteriores, a encerrarse en sus propios dogmas y por tanto a perder creatividad y anular la innovación. Los modelos de innovación abierta formulados inicialmente por Herny Chesbourg, pretenden evitar estas tendencias endógenas y autistas que matan la creatividad.

La creatividad viene del contraste, del pensamiento distinto y de la ruptura de esquemas preconcebidos y estos suelen estar más fuera que dentro de las organizaciones o de los equipos de un proyecto. Hoy en día las redes sociales y el uso de las TIC pueden favorecer las conexiones externas, con gran cantidad de personas que pueden aportar sus ideas creativas a los proyectos de un equipo que trabaja en forma presencial.

Por otra parte, está demostrado que cuando las personas trabajan fuera de su especialidad pueden encontrar relaciones que es difícil que salgan de un grupo especializado o habituado a unas metodologías concretas, a un campo de trabajo específico. Es necesario actuar en campos abiertos, favoreciendo las aportaciones de personas aparentemente ajenas al objeto principal de nuestro proyecto, pero que pueden aportar chispas de creatividad que nos permitan nuevas soluciones a los problemas que tenemos planteados.

 Artículo de Miquel Barceló

Miquel Barceló50. Creatividad 3. Miquel Barceló, 20 diciembre 2015

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