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6.¿QUÉ SON LOS ECOSISTEMAS INNOVADORES? Miquel Barceló, 15 de febrero

La cultura industrial ha hecho aportaciones notables a la humanidad como el sentido del tiempo o de la eficiencia en los procesos de producción pero también ha comportado algunas carencias que se ponen de manifiesto en un momento de cambio histórico como el actual. Una de las más significativas es quizás la dificultad del enfoque sistémico a la hora de hacer frente a problemas complejos. En la sociedades industriales, aparte de suponer que el valor se encuentra en los objetos físicos, nos hemos acostumbrado (quizás por este sentido de la eficiencia y el tiempo) a asociar cada problema a un instrumento que lo soluciona en lo que claramente es una derivada del mecanicismo propio de la revolución industrial. Las máquinas y los instrumentos resuelven los problemas. Tenemos un problema, lo resolvemos con el instrumento apropiado. Queremos resolver el tema de la emprendeduría, creamos una incubadora.

Imagen del MIT. Fuente: CITIESGALLERY.COM.

Imagen del MIT. Fuente: CITIESGALLERY.COM.

En la sociedad líquida actual, los problemas van asociados a sistemas cada vez más complejos y ya no nos sirven las soluciones simples, o simplistas, propias de la cultura industrial. Para hacer frente al reto de promover el emprendimiento en un territorio debemos entender y ser capaces de operar en un complejo ecosistema emprendedor formado de muchos elementos que interactúan y cambian a gran velocidad. Necesitamos otras herramientas metodológicas y otros nuevos modelos conceptuales.

En este sentido, se puede definir un “ecosistema innovador” como un entorno constituido por varios organismos y funciones interrelacionados que tienen por finalidad promover la innovación y a partir de ella el crecimiento económico de un territorio.

Los ecosistemas innovadores hoy existentes en el mundo incorporan, de forma más o menos formalizada o espontánea, modelos territoriales como los de la cuádruple hélice (UE, RIS3 Guide 2012), la ciudad creativa en la línea de lo expuesto Richard Florida (2009), o los clústers sectoriales (Porter, 1998, Pitelis, 2006 y Glaeser, 2013).

El ecosistema innovador representa una síntesis dinámica de los modelos referentes, con unas características muy relacionadas con la historia y las culturas locales y con algunos elementos comunes. Es necesario que nos fijemos en los casos reales hoy existentes en el mundo y, a partir de ellos, intentar hacer una síntesis de factores de éxito o de elementos distintivos que nos permitan entender su dinámica para poder, después, definir políticas y estrategias que favorezcan su desarrollo en un territorio determinado.

Actualmente, las ciudades más dinámicas desde un punto de vista económico son aquellas capaces de desarrollar entornos urbanos que se configuran como ecosistemas innovadores, en los que se favorece de forma natural la transferencia del conocimiento hacia el sistema económico. El resultado es el desarrollo de empresas intensivas en conocimiento, con visión global y fuerte crecimiento, lo que repercute favorablemente en la economía de las regiones implicadas.

Para el estudio de casos, a Barceló y Oliva (2.002) se lleva a cabo un análisis de los ecosistemas innovadores existentes en veinte ciudades del mundo, caso de Boston, Los Ángeles o Nueva York (EE.UU), Bangalore y Hyderabad (India), Hsinchu (Taiwán) y otras de Corea y Japón, y de barrios concretos en Londres, Estocolmo, Helsinki o Cambridge en Europa. Posteriormente en Barceló y Guillot (Ed. Pirámide 2013) se hace hincapié en otros entornos, como los del MIT en Boston y Seattle (ambos en EEUU), el Citytech de Londres, la ciudad de Espoo en la región de Helsinki o el caso de Berlín.

El análisis del ecosistema innovador del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Boston resulta muy interesante para Cataluña, tanto por su creciente complejidad como por sus resultados económicos. En el análisis se observa la presencia de factores destacados como la multiplicidad de actores, su interacción y el hecho de que para cada etapa de la cadena de valor del conocimiento (desde la investigación básica y aplicada hasta una empresa establecida , pasando por la valoración comercial, la creación de “spin-offs” y su crecimiento) existen las funciones y servicios apropiados que apoyan y facilitan el proceso en su conjunto.

Un estudio publicado por la prestigiosa Fundación Kauffman en febrero de 2009 indica que gracias a este ecosistema innovador se habrían creado 25.800 empresas actualmente activas fundadas por ex alumnos del MIT, con una ocupación alrededor de 3,3 millones de trabajadores y unas ventas anuales de 2 billones de dólares, cifra superior al PIB español, produciendo el equivalente a la undécima potencia económica del mundo.

Parece claro que con el objetivo de poder definir posibles acciones que nos permitan avanzar en la configuración de auténticos ecosistemas innovadores, un análisis comparado de estos ricos ecosistemas puede ser de interés para Cataluña. En este sentido, es importante insistir en la importancia de la multiplicidad de actores involucrados en el ecosistema, actores que también existen (universidades, centros de investigación, centros tecnológicos, parques científicos, parques empresariales, instituciones públicas con vocación pro-activa) en nuestro país. Pero más allá de la presencia de estos actores (y de algunas limitaciones en su diseño y operativa), el aspecto más relevante para que podamos hablar de un verdadero ecosistema innovador en nuestro país se encuentra en definir sus funciones en relación al conjunto y en conseguir una adecuada interacción entre ellos.

Artículo de Miquel Barceló

Miquel Barceló6.¿QUÉ SON LOS ECOSISTEMAS INNOVADORES? Miquel Barceló, 15 de febrero

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