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Thinking in systems. 2017. 4

En el articulo 2017.2 sobre porque fracasan muchos proyectos, decíamos que la falta de un enfoque sistémico era una de las principales causas  de este fracaso.

 

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Credit Photo: Thinking in systems Donella Meadows

Afirmábamos que la cultura industrial, nos había dejado un poso de valores culturales basado en el valor del objeto físico y en la visión y el enfoque instrumental de los problemas. A un problema o a un reto le asociamos, de manera consciente o inconsciente, un instrumento y una solución inmediata, lineal. Movilidad-coche, emprendeduría-incubadora, residuos-vertedero, etc. Sin embargo, la realidad con la que operamos cada día tiene una lógica sistémica. Operamos con sistemas complejos formados por múltiples variables interrelacionadas y, sólo si entendemos la lógica de estas relaciones, seremos capaces de operar sobre el sistema en su conjunto.

La incapacidad para entender y operar de forma sistémica (pensar en sistemas) nos lleva a una simplificación de los problemas, que puede provocar el fracaso. Decíamos que “hay que cambiar el chip”, entender los problemas en toda su complejidad y poder “dibujar” los sistemas complejos de forma que queden claramente identificadas las diferentes variables y sus relaciones, para que podamos operar sobre ellas. Debemos ser capaces de saber “mapear” lo sistemas complejos.

Dedicaré el presente artículo a pensar en sistemas y en recordar algunos de los factores clave del pensamiento sistémico. Para ello recurriremos a Donella Meadows (Thinking in Systems, 2008), seguramente la persona que más ha contribuido a avanzar en el pensamiento sistémico, desde su papel fundamental como líder coautora de “Los límites del crecimiento” que en 1972 representó un cambio radical en la manera de observar el crecimiento económico. En esta obra se daba un toque de alerta sobre que el crecimiento continuado de la población y del consumo podían dañar irreversiblemente el ecosistema y los sistemas sociales que mantienen la vida en la tierra. Hoy en día ya nadie en su sano juicio – vemos últimamente gente que lo ha perdido- puede poner en cuestión este hecho.  Su toque de atención sobre el problema del retraso en las respuestas de los sistemas complejos, son más actuales que nunca.

Actualmente es ampliamente aceptado, que el pensamiento sistémico (“Systems thinking”) es una herramienta crítica para dirigir los retos de todo tipo con los que nos enfrentamos en todo el mundo; sean retos ambientales, políticos, sociales, científicos, económicos o tecnológicos, si no se enfocan mediante el pensamiento sistémico seguramente son de imposible solución.

Por ejemplo, en el campo científico, recientemente el neurocientífico Gero Miesenböck, que dirige un centro de investigación en la Universidad de Oxford, afirmaba que “Si coges un sistema simple, lo analizas y lo entiendes y luego lo complicas un poco, ya no funciona como predecías”. Y actualmente, los sistemas con los que operamos, en los distintos campos del conocimiento, aumentan progresivamente su complejidad.

Es por tanto necesario conocer los principios básicos del Pensamiento Sistémico, desarrollados por Meadows y sus  seguidores, que están enriqueciendo esta disciplina con nuevas aportaciones y metodologías que nos ayudan a su mejor comprensión y a aumentar nuestra capacidad de aplicarlo a situaciones concretas de nuestra sociedad.

Según Donella Meadows un sistema es un conjunto de elementos (personas, células, moléculas, o cualquier otro elemento) interconectados de forma que producen su propio patrón de comportamiento a lo largo del tiempo. La respuesta del sistema a las fuerzas externas es característico del sistema, y responde a su propio comportamiento (behavior) distinto para cada sistema. Si observamos por ejemplo a dos ciudades, ambas son sistemas complejos, pero responden de forma distinta a estímulos externos por que tienen estructuras y comportamientos diferentes.

Por otra parte, hemos sido educados en resolver problemas sencillos de causa-efecto, a observar las cosas a partir de elementos simples, no en toda su complejidad. Tendemos a pensar que nuestros problemas tienen una causa simple que los provoca y pretendemos actuar sobre esta causa. Si cuando actuamos sobre esta causa simple, no funciona, seguramente alguien tendrá la culpa. No pensamos que probablemente el sistema es más complejo que una simple causa-efecto.

Cuando en una ciudad pretendemos revitalizar barrios degradados, podemos organizar un plan de inversión pública que mejore las viviendas, los accesos, los equipamientos etc. Pero también podríamos pensar en entender la dinámica de un sistema social complejo, que hay que pensar y dibujar, para poder actuar sobre sus factores clave que permitan la transformación social del barrio. Pero esto, como el propio sistema urbano, es mucho más complejo.

La realidad con la que nos encontramos todos los días es que nos enfrentamos con sistemas complejos, con los que normalmente operamos con recetas simples. Como afirmaba Meadows: “Nosotros somos sistemas complejos…Cada persona que encontramos, cada organización, cada animal, jardín, árbol y bosque es un sistema complejo. Hemos construido de forma intuitiva, sin análisis, a menudo sin palabras, una comprensión práctica de cómo funcionan estos sistemas, y como trabajar con ellos”. Y esto simplemente no funciona.

El pensamiento sistémico funciona mediante diagramas y gráficos con circuitos de retroalimentación (feedback); cuando intentamos razonar sobre sistemas solo mediante palabras, éstas vienen una detrás de otra de forma lineal, pero los sistemas funcionan simultáneamente y están conectados en muchas direcciones. Según Meadows: “las imágenes trabajan mejor que las palabras para este lenguaje (el de los sistemas), porque podemos ver todas sus partes simultáneamente”.

Es bien conocida la historia de las personas ciegas que pretenden explicar lo que es un elefante mediante describir cada una de sus partes. Cada una toca una parte del elefante y describe lo que percibe. Parece que si integraramos todas las informaciones parciales sabríamos cómo es el conjunto elefante. El que toca la trompa dice: es como una manguera larga y flexible, el que toca una pata: es duro y fuerte como una columna, el de la oreja dice que es larga, rugosa y amplia como un felpudo, etc. La lección de esta historia es que el comportamiento de un sistema complejo no puede ser conocido mediante el conocimiento de los elementos que lo componen. Se requiere una comprensión del sistema en conjunto y en toda su complejidad.

Analizando sistemas complejos

Un sistema es un conjunto de elementos interconectados que está organizado para una finalidad. Destacan pues tres componentes: elementos, interconexiones y una función o un objetivo. Por ejemplo un equipo de futbol es un sistema con elementos como jugadores, entrenadores, cuidadores, árbitros,  etc. Interconexiones formadas por el reglamento del futbol, las tácticas del entrenador, la comunicación entre jugadores, las leyes de la física que gobiernan el movimiento del balón y de los jugadores, la vista o el favoritismo del árbitro (por cierto, siempre en contra de nuestro equipo). El objetivo del equipo es ganar partidos, o divertirse o ganar dinero o todos ellos juntos.

Podemos definir estos tres componentes para todos y cada uno de los sistemas con los que queramos operar. Una escuela, una ciudad, una empresa, un sistema educativo o de salud, la economía del país, etc. Para liderar y gestionar cualquiera de estos sistemas, podemos actuar mediante nuestra intuición y nuestra experiencia o intentando aplicar los criterios y el concepto del “Systems thinking”.

Para ello, personas como Donella Meadows y sus numerosos seguidores, han propuesto tipologías, criterios, metodologías a aplicar que, a mi entender facilitan el enfoque sistémico de los sistemas complejos. Como afirma la autora, hay personas que son “natural system thinkers” o que piensan de forma sistémica de manera natural, sin necesidad de ninguna metodología especifica. Destaca los casos de Albert Einstein, Václav Havel, Lewis Munford y Gunnar Myrdal, a los que podríamos añadir a Peter Drucker, Toni Judt o George Steiner, o los mas cercanos Antoni Gaudí, Pablo Picasso o Ramon y Cajal entre muchos otros. Todos ellos – lo sabemos por sus obras- eran “system thinkers” naturales, no necesitaban estudiar las técnicas del pensamiento sistémico para actuar de forma sistémica.

Pero sin embargo, para el común de los mortales, una metodología que oriente y organice la mente siempre nos vendrá bien. Y esto es lo que pretenden personas como la señora Meadows, al proponer el estudio de los factores esenciales de un sistema complejo. Seguidamente repasaremos algunos de estos factores.

Elementos esenciales de un sistema complejo:

a) Stocks: es la memoria donde se almacena la historia de los flujos cambiantes dentro de un sistema. Ejemplos: un depósito de agua con un flujo de entrada y uno de salida. Según la evolución de uno y otro flujos en el tiempo, evolucionará el stock. Los stocks actúan como elementos reguladores del sistema. El fondo de pensiones públicas es otro stock que por cierto se está agotando. Las reservas de petróleo o gas, etc.

b) Balancing Feedbacks: un sistema funciona mediante circuitos de retroalimentación, que actúan cuando cambios en los stocks afectan a los flujos de entrada y salida. Los balancing feedbacks actúan estabilizando el nivel del stock, actuando mediante el aumento o la disminución de los flujos. El regulador de la temperatura  de una habitación es uno de estos retroalimentadores que estabilizan la temperatura, si esta aumenta desconectan la caldera y al revés si se reduce, de manera que la temperatura se mantenga en un margen estable.

Las políticas públicas anticíclicas Keynesianas serian feebacks reguladores de la actividad económica, si aumenta el paro aumentaría la inversión pública para reducirlo.

c) Reinforcing feedbacks: amplifican la evolución del stock, si este aumenta se incrementa el flujo de entrada del depósito. Por ejemplo el dinero de un fondo con respecto al tipo de interés, cuando el fondo aumenta, se incrementa más debido a la aplicación del tipo de interés. Tienden a generar funciones exponenciales que pueden llegar al colapso si no entra en funcionamiento un circuito estabilizador o balancing feedback.

Una regla práctica de las funciones exponenciales nos dice que el número de años que tarda una variable en multiplicarse por dos, es igual a 70 dividido por el ratio de crecimiento en porcentaje. Si el consumo de electricidad aumenta un 7% anual, en 10 años se doblará el consumo. Si el coste de las pensiones aumenta un 10% anual, en 7 años se doblará la factura de las pensiones.

En todos los sistemas complejos hay una combinación de depósitos y de feedbacks de refuerzo y de balance. Si somos capaces de dibujarlos, podremos entender  su funcionamiento y sabremos actuar sobre ellos para conseguir los objetivos deseados.

Tipos de sistemas

Cada sistema es distinto y pueden variar desde sistemas simples con un depósito o stock y un flujo de entrada y uno de salida, hasta los más complejos con gran cantidad de circuitos de retroalimentación de distinto tipo. Pero todos ellos tendrán uno o varios stocks o depósitos reguladores, feedbacks de balance y feedbacks de refuerzo o amplificación. Un elemento importante a tener en cuenta será el tiempo de respuesta de un circuito de retroalimentación. Cuando hay varios circuitos de retroalimentación uno de ellos puede ser dominante y determinar el comportamiento del sistema.

Para un mejor conocimiento del “Systems thinking” remitimos al lector a alguno de los númerosos libros disponibles, desde el citado libro de Donella Meadows hasta las mas recientes publicaciones sobre el tema. El señor Amazon os puede indicar los libros más adecuados según el ámbito y objeto de vuestro estudio o actividad profesional.

Principios básicos de los sistemas: son los siguientes:

a) La Resiliencia: es la capacidad de un sistema para volver a su posición inicial, después de ser sometido a un cambio, forzado por una causa externa al sistema. Es una medida de la capacidad de un sistema para sobrevivir y persistir dentro de un entorno variable. Es sinónimo de elasticidad y su contrario sería la rigidez.

Esta capacidad es debida a la actuación de ciclos de realimentación (feedback loops) que actúan restableciendo la situación. El cuerpo humano y los ecosistemas naturales son ejemplos de sistemas resilientes.

A menudo se sacrifica la resiliencia de un sistema por una mayor estabilidad o productividad. Por ejemplo la aplicación de hormonas de crecimiento a una vaca, pueden representar incrementos de producción de leche pero también reducir su salud y su capacidad de resiliencia. El sistema de producción just-in-time puede reducir los costes del inventario pero también pueden hacer mas vulnerable el sistema de producción.

b) La autoorganización: es la capacidad de un sistema para hacer su propia estructura más compleja. Deriva de su capacidad para aprender, diversificar, evolucionar y aumentar su complejidad. Es la capacidad de la naturaleza para haberse diversificado en millones de especies a partir de una sopa de material orgánico inicial. Es la capacidad de una sociedad para organizar la producción de bienes y servicios, producir y gestionar la energía, crear y organizar una planta industrial productora de automóviles, crear y organizar una ciudad donde viven de forma mas o menos ordenada millones de personas; es una red global de telecomunicaciones, etc.

Muchas veces, igual que ocurría con la resiliencia, la capacidad de autoorganización se sacrifica para conseguir objetivos a corto plazo como una mayor estabilidad o productividad.

La autoorganización produce heterogeneidad e impredictibilidad (contrarios de homogeneidad y seguridad), requiere libertad y experimentación y un cierto grado de desorden. Estas condiciones provocan inseguridad en muchas personas y a menudo representan un reto para las estructuras de poder.

De ahí la dificultad práctica de impulsar sistemas complejos con una cierta capacidad autoorganizativa. Las consecuencias son por ejemplo sistemas educativos que restringen la capacidad creativa de los alumnos (“hay que aprobar los exámenes”); políticas económicas centradas en apoyar grandes y poderosas empresas establecidas, mas que generar nuevas empresas innovadoras (los sectores de la energía o de las telecomunicaciones serian buenos ejemplos).

Sin embargo la capacidad de los sistemas para autoorganizarse es una característica fuerte que, los teóricos de esta disciplina, piensan que acaba por imponerse a partir de la aplicación de reglas simples

c) La Jerarquía: los sistemas se organizan en formas jerárquicas, no en el sentido de las estructuras jerárquicas de poder, sino en el sentido de que un sistema se organiza en subsistemas y estos a su vez en otros subsistemas, etc.

Si tomamos el caso de una ciudad, podemos pensar que está organizada en subsistemas urbanístico, económico, social, tecnológico, etc. Cada uno de estos subsistemas se organiza a su vez en otros subsistemas y así hasta que interese a nuestra capacidad de análisis y de gestión.

A su vez, un conjunto de pueblos y ciudades forman un sistema que llamamos país o nación, y estos se pueden agregar en formas federativas como la Unión Europea hasta llegar al sistema socioeconómico global.

Esta organización en sistemas y subsistemas se llama jerarquía.

Ante un proyecto o estudio de un sistema complejo, la división en subsistemas será necesaria pero no siempre será obvia, pues existirán fuertes relaciones y solapes entre los distintos subsistemas, que no podremos aislar. Un criterio a seguir, podría ser que las relaciones de los elementos dentro de un subsistema son más fuertes y densas que las existentes entre subsistemas.

Todo sistema complejo puede ser organizado mediante la división en subsistemas, lo que facilita su comprensión, su análisis y la capacidad de operación sobre el sistema y cada una de sus partes.

Algunos campos donde aplicar el pensamiento sistémico: son numerosos pero a efectos de los temas que voy desarrollando en mis artículos, destacare los siguientes:

a) Sistemas urbanos

b) Ecosistemas emprendedores urbanos

c) Sistema energético

d) Sistema de movilidad

e) Sistema económico: clústers

f) Sistema social

g) Sistema de conocimiento

En próximos artículos iremos profundizando en el Pensamiento Sistémico y en su aplicación a casos concretos y veremos la diferencia entre una visión instrumental o tradicional y una visión sistémica en cada caso.

Artículo de Miquel Barceló Roca

 

 

Miquel BarcelóThinking in systems. 2017. 4

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