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39. Las ciudades como espacio de interacción, Miquel Barceló, 4 octubre 2015

La ciudad es el ámbito de la diversidad, la variedad, la sorpresa, siempre pasan cosas, se pueden descubrir nuevos lugares y conocer nuevas personas. Como afirma Jane Jacobs en “vida y muerte de las grandes ciudades”, la ciudad proporciona lo que de otro modo solo se conseguiría viajando; es decir, lo extraño.

Credit Photo: essenciayespacio.blogspot.com.es.

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Nací en un pueblo de dos mil habitantes del norte de Cataluña, cerca del Pirineo. Amer, un pueblo bonito y tranquilo, para mí el mejor pueblo del mundo, en el que todos se conocen y se saludan por la calle. Cada día se parece al anterior, para ver y vivir cosas nuevas hay que viajar, como dice Jane Jacobs. Vivo en Barcelona donde cada día pasan cosas, conoces nuevas personas, participas en reuniones con gente que no conocías, vas a escuchar una conferencia de un personaje interesante.

La ciudad es el espacio de la variedad y de la interacción y, como afirma Richard Florida, las ciudades más dinámicas atraen talento de todo el mundo que facilita y enriquece estas interacciones y por tanto la creatividad y la innovación. En la ciudad pasan cosas continuamente y, si uno tiene los ojos y los oídos abiertos, puede tener ideas para transformarlas en acciones creativas e innovadoras.

Las ciudades serian como una fuente de energía que te ayuda a generar nuevas ideas. Paseando por Nueva York, Londres o Paris, tu mente recibe continuamente estímulos visuales y sonoros que te generan nuevas ideas a aplicar a tus actividades profesionales y personales. Paseando por la Rambla de Barcelona llena de gente de todo el mundo, puedes inspirarte hablando, escuchando, viendo el movimiento continuo. Luego escuchas un grupo de música en la plaza de la catedral, tomas un café con un amigo en un bar, comes en un restaurante con un conocido. Es el mundo de la interacción continua, de la variedad, de los estímulos creativos.

El porqué del auge de las ciudades

Pero las grandes ciudades también generan molestias, ruidos, polución, problemas de desplazamiento. ¿Porque a pesar de estas dificultades, la mayoría de las personas decidimos vivir en las ciudades?. Jane Jacobs, en la citada obra, destaca la importancia de los encuentros casuales en la ciudad. Para ella, la ciudad no es un conjunto de edificios, sino una red de espacios en las que las personas interactúan unas con otras. Y estas interacciones enriquecen a las personas y fomentan su creatividad.

En la ciudad compacta basada en las mezcla de usos, donde en un espacio limitado coexisten apartamentos, oficinas, comercios, bares y restaurantes, hoteles o bibliotecas públicas, diferentes clases de personas comparten la calle por distintas razones y aumenta la probabilidad de interacción. Jacobs afirmó que en estos espacios se producen “desbordamientos de conocimiento” (“Knowledge spillovers”). El valor agregado de todos estos “desbordamientos” determina la riqueza cultural y creativa de una ciudad. De esta forma, conectan urbanismo, calidad de vida en el sentido más amplio y desarrollo económico.

Está demostrado que la innovación es el resultado de un proceso local formado por miles de interacciones entre personas que estimulan su creatividad mediante estas interacciones. Los innovadores son influidos por otros innovadores que se mueven por el mismo barrio. Como afirma Jonah Lehrer “la densidad misma de la ciudad – la proximidad de todas esas mentes que se solapan y superponen – es lo que hace que sea una fuente tan inagotable de creatividad”. La ciudad creativa es densa y basada en la mezcla de usos.

Personas que interactúan

Geoffrey West y Luis Bettencourt son dos físicos que se han dedicado a estudiar la ciudad mediante el método científico, han inventado la ciencia de la ciudad. Identificaron variables propias de la ciudad, como la longitud del cable de la red eléctrica o el número de licenciados universitarios, pasando por el salario medio de distintas ciudades del mundo. Analizaron gran número de estadísticas sobre servicios de todo tipo, evolución de los salarios, velocidad de los peatones etc. Al cabo de un tiempo descubrieron que todas estas variables urbanas respondían a unas pocas ecuaciones matemáticas y formularon de esta manera las leyes del funcionamiento de las ciudades, de todas las ciudades del mundo.

Estas ecuaciones confirman la teoría de Jacobs sobre la ciudad. Se demuestra que cuando las personas se juntan en un entorno urbano, aumenta su creatividad y la productividad per cápita. Las personas intercambian más ideas, son más creativas y generan más innovaciones.

Siguiendo estas ecuaciones de West y Bettencourt, cada variable socioeconómica que pueda ser medida en una ciudad, tiene un exponente de aproximadamente 1,15 de manera que una persona que vive en una ciudad con el doble de habitantes que otra, generaría, por término medio, un 15% más de valor que la que vive en la ciudad de menos habitantes. Según esta teoría, a medida que una ciudad se hace más grande-tiene más población- cada persona de esta ciudad se vuelve más productiva por término medio. Según West: “las ciudades son fuentes inagotables de ideas” y siguen las leyes formuladas mediante sus ecuaciones.

Pero entonces, ¿cómo se explicarían las anomalías o situaciones particulares de ciudades más pequeñas que son más creativas que otras más grandes?. Sería el caso de Austin o Boston, en relación con Detroit o Cleveland. ¿Por qué algunas ciudades siendo más pequeñas son más creativas, contradiciendo las ecuaciones de W y B?. Los propios autores llegaron a la conclusión que las ciudades más creativas son aquellas que presentan un número mayor de “colisiones” entre personas. La variable clave seria pues la probabilidad de “colisionar”, sería el número de interacciones entre personas.

El diseño urbano, la estructura de los espacios y la organización de actividades deben estar orientadas a aumentar el número de interacciones si queremos aumentar la creatividad y la riqueza de una ciudad.

Muchos autores explican el declive de Boston y su ruta 128, como centro de empresas tecnológicas líderes mundiales como Digital Equipment Corporation o Wang Laboratories, hoy desaparecidas, por su incapacidad de interactuar con otras empresas. Esta fue la causa principal de que no pudieran seguir el ritmo de las empresas que se iban creando e instalando en el oeste del país en San José, una antigua zona agrícola. En la ruta 128 había unas pocas empresas grandes autosuficientes y encerradas en sí mismas, donde la información fluía en vertical dentro de la empresa, como en el modelo industrial propio de la segunda revolución industrial. El talento de la ruta 128 no podía interactuar y el resultado fue la muerte de la innovación y de las propias empresas.

La revolución digital transforma las organizaciones en abiertas, con trabajo en red y con la información que fluye de forma horizontal.  Y de esta forma aquellos territorios que favorecen la capacidad de interacción entre personas y empresas, con sistemas abiertos que interactúan a gran velocidad, van a resultar ganadores. De ahí surge la explosión de nuevas empresas tecnológicas en Silicon Valley y en un país pequeño como Israel, entre otros casos.

Algunas conclusiones:

  • La ciudad es un invento que favorece en gran manera la creatividad y la innovación.
  • En una ciudad, los espacios que favorecen la interacción entre personas determinan la capacidad de promover la innovación y el desarrollo económico.
  • La interacción entre personas depende de la densidad, de la estructura de los espacios y de las actividades y servicios que se desarrollan.
  • Para promover ciudades creativas hay que desarrollar estrategias y proyectos donde el urbanismo, la edificación y las estrategias económicas funcionen coordinadamente para favorecer la interacción entre las personas.

Artículo de Miquel Barceló

Miquel Barceló39. Las ciudades como espacio de interacción, Miquel Barceló, 4 octubre 2015

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