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22. Crecimientos exponenciales y revolución del conocimiento. M. Barceló, 05/15

En el fondo de los procesos revolucionarios que estamos analizando, desde la primera revolución industrial hasta la actual revolución del conocimiento, observamos que, por razones que todavía no entendemos bien del todo, de pronto una determinada variable empieza a crecer más de lo normal. Durante las revoluciones industriales: la población urbana, la productividad, el producto interior bruto; actualmente: el número de multinacionales, el comercio mundial, el número y la capacidad de los ordenadores, la información disponible, etc.

Credit Photo: juanplay7.

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En la economía global se ponen de manifiesto procesos exponenciales que podemos enmarcar dentro del concepto de la ‘economía exponencial’, término introducido entre otros autores por Curtis Carlson en su libro Innovation. La economía exponencial está estrechamente relacionada con la economía basada en el conocimiento y con la globalización. En realidad, la primera es el resultado del desarrollo de las dos últimas. Incluye aquellas partes de la economía que evolucionan con unas tasas de crecimiento exponencial, como las telecomunicaciones, la biotecnología o los productos de consumo, entre otros.

Un claro ejemplo de esta economía exponencial se pone de manifiesto en el campo de los computadores mediante el cumplimiento de la llamada ley de Moore. Según esta ley, el número de transistores contenidos en un “chip” se multiplica por dos cada año y medio desde los años sesenta del siglo XX. Actualmente los chips pueden albergar unos cuantos miles de millones de transistores y la capacidad de un simple smartphone es superior a la de todos los equipos electrónicos que se utilizaron por la Nasa para llevar el hombre a la luna en agosto de 1969. Es el milagro de las funciones exponenciales que están transformando el mundo.

Otro ejemplo significativo de función exponencial lo tenemos en el valor de las redes. En las redes unidireccionales llamadas también de Sarnoff, el valor de una red es proporcional al número de miembros. Sería el caso de una red de televisión formada por una empresa emisora y muchos receptores de sus programas. Cuanta más audiencia (más miembros de la red), más valor tiene esta red y la empresa se apropia de una parte de este valor mediante los ingresos por publicidad. Sin embargo, en las redes multidireccionales,  -interactivas o redes de Metcalfe-, el valor de la red pasa de ser proporcional al número de miembros, como ocurre en las unidireccionales, a ser proporcional al cuadrado del número de miembros.

Una red unidireccional de 100 miembros tendría un valor proporcional a 100, mientras que si pasara a tener 200 miembros doblaría el valor de su red. En cambio, si estas redes fueran interactivas (de todos con todos), la primera red tendría un valor proporcional a 10.000 y la segunda un valor proporcional a 40.000. Puesto que el crecimiento es exponencial, vale la pena que podamos actuar sobre redes tradicionales introduciendo, aunque sea poco a poco, elementos de interactividad. Veamos algunos ejemplos prácticos de la vida diaria sobre cómo se puede hacer esto.

 Una red educativa: cuando un profesor da una clase a un grupo de 30 personas, si se limita a dar una clase de las llamadas magistrales (aunque a veces sean poco “magister”), el valor de esta red educativa será proporcional a 30. Si en cambio el profesor logra que antes, durante, y después de la clase se produzca una plena participación de todos con todos, aprendiendo cada uno de los participantes, el valor será proporcional al cuadrado de 31 (se supone que el profesor también aprenderá de esta experiencia) que da un valor de 961. A la vista de estos números , parece que vale la pena pensar en clases concebidas como modelos de participación activa con el liderazgo por el profesor.

Si esta experiencia la extendiéramos al conjunto del sistema educativo de un país y al conjunto de la población, y pensáramos en un sistema de educación continua que permitiera a los ciudadanos estar en modo de aprendizaje (y por lo tanto de interacción) contínuo, los beneficios de todo tipo para este país innovador serían exponenciales, prácticamente incalculables.

Una red de miembros de un club: clubs como el Barça o el Real Automóvil Club de Catalunya, o sus asociaciones similares presentes y activas hoy en cualquier país del mundo, cuentan con miles de socios unidos por una afición a unos colores o por un interés específico como por ejemplo conductores de automóvil o amantes de la filatelia, o de la ornitología.

Imaginemos un club, o una asociación, que cuenta con unos 100.000 miembros que reciben periódicamente el boletín de la entidad, en papel o en formato electrónico, y que les permite estar al día de sus actividades, e incluso de participar en algunas. El valor de esta red tradicional es proporcional al número de miembros, es decir a 100.000. Si progresivamente, y utilizando el potencial de internet, pudiéramos establecer mecanismos incentivadores de la participación de los miembros, de todos con todos, lograríamos pasar de un  valor de 100.000 a un valor de 10 elevado a la potencia de 10, es decir un 1 con diez ceros, o 10.000.000.000 (diez mil millones).

Un ejemplo de esto es la iniciativa del “seient lliure” (asiento libre) del Barça. Cuando no puedes ir al campo colocas tu asiento disponible en la web del Barça de modo que otra persona pueda adquirirlo. Esta operación aumenta el número de entradas del club puesto que los ingresos reportados por la compra del asiento se reparten entre el club y el socio que ha puesto su asiento a disposición de otros ocupantes temporales. Este es un ejemplo de cómo a partir de las redes, -en este caso abiertas porque para tener más probabilidades de hacer efectivo el valor “del nuevo asiento” debemos incluir a los no socios-,  hemos generado un valor de compra (una entrada) que antes no existía.

Una red de clientes o proveedores:   es el caso de tripadvisor entre otros. Si estoy en un hotel o apartamento y explico mi experiencia, otros miembros de la red pueden beneficiarse de ello, tanto si la opinión es positiva como si es negativa. Cuando quiero ir de vacaciones a una ciudad, miro los alojamientos disponibles, repaso las opiniones de la red de ciudadanos turistas y elijo según mis preferencias. La red ha añadido valor a mi capacidad de elección y, en este caso, todos nos beneficiamos.

Algunas conclusiones:

Cada vez más segmentos de la economía se están incorporando al club de los crecimientos exponenciales. Es por ejemplo el caso de las actividades relacionadas con la comunicación y con las comunicaciones que se dan en los nuevos media o en las tecnologías médicas; y también es el caso, no digamos, de las múltiples actividades relacionadas con el uso de Internet.

Los crecimientos exponenciales se dan, primordialmente, en las actividades basadas en el conocimiento, que hacen un uso intensivo de las tecnologías de la información. Es un hecho comprobable que dicho tipo de actividades están cada vez más interrelacionadas entre ellas. Por ejemplo la nanotecnología, los materiales y la mecánica.  O la nanotecnología, la bioinformática y la biotecnología. Lo que significa que ya no hablamos solamente de actividades sujetas a crecimiento exponencial sino de procesos enteros.

El mundo exponencial que nos rodea dificulta nuestra comprensión de la realidad. Durante miles y miles de años el ser humano se ha movido en un mundo bastante estable en el que en general las cosas cambiaban a un ritmo lento. Los hijos vivían un mundo muy similar al de los padres,  se trataba de aprender un oficio y de seguir la tradición familiar. Hoy en día la vida de la generación de los nacidos en los 80 y los 90 del siglo pasado, tiene muy poco que ver con la de sus padres. Este cambio generacional y sus consecuencias lo explica muy bien Richard Sennet en su libro “la corrosión del carácter”.  Tenemos planteado, pues, un difícil reto de adaptación al mundo exponencial, y simultáneamente, como suele ocurrir, tenemos también la gran oportunidad que nos brinda el nuevo mundo.

Tenemos el privilegio de vivir en una época de cambio acelerado y al mismo tiempo tenemos ante nosotros el reto de saber aprovechar sus grandes oportunidades en beneficio de cada uno y del conjunto de la población. El mundo exponencial es nuestro mundo.

Artículo de Miquel Barceló

Miquel Barceló22. Crecimientos exponenciales y revolución del conocimiento. M. Barceló, 05/15

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